domingo, 28 de noviembre de 2010

INVIERNO EN ÍTACA

Hoy, 28 de noviembre de 2010 entrego estos poemas escritos en 2005 a todo aquel que quiera acercarse a ellos. Con ellos tomé prestada la voz de Ulises,un Ulises viejo, cansado, ya de vuelta de su viaje vital, el viaje por antonomasia, queriendo desarrollar el sentimiento que en mí provocó la lectura al albur de una frase que leí en un diario y que fue la impulsora de estos poemas.
Yo sólo entiendo la poesía, como cualquier creación, como una búsqueda, en ella no doy concesión ni a modas, ni a estéticas estériles. La palabra debe ser verdadera para que trasmita valores. Si gusta o no es secundario.

Agradezco de antemano vuestra visita y la lectura de estos poemas.

Juan Carlos Gómez Rodríguez





En el país de los sueños cumplidos
reina la melancolía

( anónimo)










1
Ya el tiempo agrieta aquellos palacios
y en mis manos se deposita su nostalgia

¿ todo tiempo pasado fue mejor?

deambulo en la respuesta
por el fondo abisal de los arcones
donde sólo hay ya máscaras
de inexpresivos ojos huecos

las dejó sin respuestas la urraca codiciosa
vuelan en espacios nebulosos
sin paz y fin
definitivamente huérfanas

otrora fueron cúspides
que amanecían tras la noche satén
purificadoras
con sus signos magníficos
atraían fervorosos deseos hacia sus vírgenes fragancias
jazmín y madreselva

un cosmos lapislázuli
estrella para orientar la senda





2


Y el sueño fue un volar

aleteo de alas invisibles
en un aire que más allá era azul
azul traslúcido
venero silencioso
obstinado azul- mar que siempre vuelve
como vieja canción de espuma y de salitre
inesperado azul que impregnó su color en la memoria
salvaje azul bello galope
que aún tiene un resquemor de herida antigua


3

El tul de lo colmado

su plomiza quietud
su lejanía

la vieja cicatriz de su rescoldo

su púrpura silueta
como un inerte manto en la penumbra
donde sólo perdura el potro del deseo
ya sin bridas ni silla ya sin jinete

ese agrio dulzor de lo cumplido



4

Ciño en mis sienes el peso de mi historia
abro de par en par estos ojos que vieron
la estela de una nube al fondo de la playa
y supieron hacerla descender a la tierra
en forma de agua viva

hoy quiero conocerme en aquella mirada
en esa limpia altura que el tiempo ha neblinado
en esa fuga antorcha de cárdeno suspiro
en ese soplo que hubo en el fondo del pecho
y quisiera quedarme acampado en su aurora

los sueños conseguidos son un haber de sangre
una rosa cautiva un garañón domado


5

He caído en la cuenta de las horas
y la mirada lleva el paso vencido
ahora encuentro el fresco túmulo
que cubre el horizonte ahora recorro
el médano saciado de los sueños

había un dislocar
una fuerza atrayendo
había ansia de ser
respiración del alma
había agua y almíbar anegando mi boca
turgentes senos que incendiar
y cúspides
en las que descubrir la promesa del sol infatigable

oh! sueños trasgresores del tiempo
sueños para sembrar
para hacer el conjuro de la luna febril
para aullar la llanura
sueños donde perderse para luego encontrarse

hoy os invoco desde vuestro altar
para sentirme valeroso aún
para que me otorguéis el júbilo
del navegante que se nutre del salitre de la aventura
porque ahora camino mis lugares transitados de ayer
y el grito de la verdad suena a desahucio
porque mastico el pan mohoso de la melancolía
y el corazón se ahonda con sus latidos huecos



6

La sombra de los sueños
se alarga en la pared de la memoria

tajo de luz que hirió mi piel
con la voracidad de un desafío
ya convertido en niebla

al ir un regresar se fue gestando
Ítaca estaba al fondo del cerebro
donde muere la aventura
donde la quilla y los remos
serán leña para el fuego benévolo
de mi plácido invierno
trapos las velas

el sueño de Penélope hoy es mi última morada
el deseo de Ítaca hoy es mi tumba

nunca hizo tanto frío en estos brazos
nunca hizo tanto frío en esta isla



7


Sus trenzas largas poblaron mis atardeceres
mientras la sangre se arremolinaba entre las piedras
se arremolinaba entre el chocar metálico y sus lamentos
ungía los penachos en los charcos
tiñendo las corazas
dibujando con círculos la gloria de estar vivo

la fatiga diosa insaciable
me arrancaba a pedazos la cordura
sólo ella
cuando su túnica esmeralda silueteaba la noche entre las naves
y su cuerpo fulgía entre los fuegos fatuos
podía devolvérmela

Penélope ¿realidad o fantasía?
sueño que me devora y dice que me espera en Ítaca
con su piel aromada por la brisa
porque era tan cercana en la distancia
y su piel se adhería a mi piel como un ungüento
para hacerme de su regazo y de sus labios


8

Miro arder esta leña de crepitar nostálgico

en la estancia oscurecida del invierno centellea
amarilla roja violeta
para mostrarme el sutil cuerpo de mis sueños pasados
en espejo de fuego convertida

es leña de estos bosques

resinosa leña dura de los pinos de Ítaca
sabia leña
porque se arruga el tiempo en su corteza
pedestal
para la purificadora pira de mi muerte

aquella con la que icé mis naves y sus remos
mi arco temible y mis saetas
aquella con la que construí un viaje
desde el mástil esbelto y la quilla profunda
el viaje de un sueño
ya que cuando hacia él iba más de él me alejaba
porque los sueños tienen la futilidad del aire
y es la realidad la que los quema y los hace rescoldo
y ya después ceniza de vigor y osadía

Troya se quedó al fondo de sus gestas intrépidas
hoy su sabor es mezcla de sudor y de sangre
y su aroma de incendio me lo acerca esta noche
el arder de la leña en este lar gastado

aún se hayan intactos aquellos resplandores
el vuelo de las saetas
el chirriar de los carros
los gritos las arengas los gestos de la gloria

oh! momentos bruñidos por mis pupilas secas

tan lejanos y aún tiemblan
mis labios como un sauce

¿ qué era entonces la gloria?

¿era el seco doblar de los amigos muertos?
¿era un ebrio correr de vino y sangre?
¿era quizá un vergel detrás del griterío?


9

Estrellas que mostrabais el camino
hacia la más pura estrella de sus ojos oscuros
¿cuántas noches me oísteis gritarle a la distancia
varado en el anhelo de sus senos de lino
tendido en la calima de aquel último abrazo
bañado en la cascada de su pelo de ondas
reclinado en su tierra?

cuando el viento levante
pronunciaba su nombre percutiendo en las velas
y el sudor de mi espalda daba el impulso al remo
la virtuosa distancia la mantenía joven
la descubría clara en los sueños más hondos
fundida en oro puro en el crisol del deseo

ah! mi siempre Penélope
la de áureos grilletes
el tiempo que perdimos se volvió hacia nosotros
se hizo canto de ausencias
se hizo bronce afilado
se hizo parto de zorra
se hizo curva en el viento


10

Cuando empecé a alejarme
con el alto estandarte de corazón de corzo
como se aleja el mar de la playa entre espuma
con la firme certeza de volver con un beso
comenzaba a ser brillo

cuando llegué a su orilla
polvo de luz tangible
como este mar que vuelve entre espuma y arena
con ronco corazón
su brillo fue un recuerdo



11

Y me asomé a sus ojos
como el que quiere ver allá del tiempo
como el que llega herido

y me asomé a su agua
eco de remembranzas
ópalo de reproches
camino de proezas
para ver si ondulaba el alado suspiro
el endrino fulgor de su boca en mi boca

me asomé y la busque en su amarga fatiga
en el frío acerado de mi lecho de ausente
en la nívea cascada de sus largos cabellos
en sus dunas ocultas

la busque en su silencio

y ella ante mí desnuda
real como un sudario
curtida en cicatrices
efigie extenuada
mi isla en la deriva
ese último aliento
de diosa de la brisa
que mantuvo encendido
el perfil de su Olimpo
en el grueso almenado
de mi cóncavo escudo


12

Hoy se desploma el sol sobre los baluartes

el sueño fue vivir y compartir la muerte
compartir el aullido del filo de la espada
los anhelos los miedos el dolor las nostalgias

y sus nombres se fueron incrustando en mis hombros
y sus caras se fueron pareciendo a la mía
y sus sombras son sombras de mi pálida sombra
sus historias estrofas de mi ardua epopeya
trabajada en delirios siempre en pos de una fuga

oh! amigos camaradas
manteneos despiertos como buen centinela
el laurel se ha quedado
marchito en vuestras sienes
las guirnaldas floridas se han podrido despacio
en vuestros pechos firmes
generoso era el don que os latía en el pulso

esforzados llegasteis al final de la vida
a las simas profundas donde todo es oscuro y no tiene retorno
para entregarme el aire la emoción el consuelo
la alegría que entona la esperanza de un nombre
cuando era Penélope una rama de olivo
mi más fuerte añoranza
un deseo sublime
el tacto en la memoria de una tibia saliva
firmeza para un fin
espejismo de ausente
un aroma de sándalo



13

Ah! sus párpados que ahora
son nubes densas
para este crepúsculo
donde el sol de sus ojos
que amo tanto agoniza

bajo esta letanía de los desesperados
me pregunto
dónde aquel fervor
cuando era sueño y patria cuando todo
era un dulce volver al ánfora de sus brazos
con jirones de gloria y de cansancio
y ribetes de muerte en mi túnica púrpura

cuando estos cabellos eran de algas de esa mar inflexible
y en mis oídos aún resonaban
el engañoso cántico de las sirenas

cuando peregrino por el mar proceloso era
mi guía en la distancia
en lontananza siempre
altiva
como un obelisco
regia
como la heroica Troya



14


Aún persiste
la húmeda lazada de sus besos
al revivir su boca siempre invicta
para así rescatarla del oscuro silencio
y vencer a la muerte
donde todo es opaco
donde todo es olvido



15


Mi cara se refleja en la quietud del agua
como en un espejo de conciencia

cual ola tempestuosa
se estrelló en ella el tiempo
la barba encanecida
los cabellos marañas
sin el sol del aceite y sin la cinta
que a ellos me ciñera
arqueada la boca en vano intento
oblicua la mirada
descendida
hasta hoscos desvaríos
por no poder hallarla junto a mi en este espejo
en esta verdad líquida
esta cordura
como cuando su risa brotaba como un lirio
y su piel se cubría con deseo
y era de miel su aliento en el crepúsculo
y era de lluvia el lazo de sus labios

por mi sueño se despeñó su sueño
por mi sueño quedó su piel curtida
por mi sueño ¿me convertí en un sueño?
¿en una vela izada?
¿en un duelo de ausencia?
¿una promesa tenaz entre las ruinas
de las caricias huérfanas?

16

Confundida en la copa donde vierto este vino
eres el sueño púrpura de tu uva madura

me embriagué en la nostalgia de su alcohol generoso
sollocé en la penuria de tus manos vacías
me acuné con la brisa de la canción de cuna
con que durmió mi hijo
fui del sueño benévolo de mi lecho de olivo
cuando era el olivo el lecho para un sueño
tierra para sembrar todo el amor del tiempo
en tu cuerpo fecundo desde el tiempo perdido


17

Me esperaste orgullosa en la curva del tiempo
yo te busqué en la esfera que flota en la memoria
tú me fuiste acallando con insomnios de alcoba
yo fui preso del celo con que te he perseguido

tú eres Ítaca al fin la de lluvia templada
la de bosques erguidos hacia el sol generoso

tú eres Ítaca y tienes
el tono de la arcilla y la sombra de higuera
el sabor que la leña le da al pan horneado
la redondez del día cuando todo es muy lento
muy copioso muy firme

tú eres Ítaca y ella
tiene el perfil carnoso de tus senos de cera
y el dolor de mi ausencia
como una guirnalda en su cuello colgada


18

Hoy me instalo en un pliegue
del tapiz donde se teje el tiempo
pues presente y pasado son ovillos tejidos
con idénticos nudos

como templos sin dioses estas manos vacías
portan ramos marchitos de mis flores cortadas

denso olor melancólico va cubriendo el espacio
del pétreo mausoleo que construí en mi mente

todo se ha consumido
como el fuego en la aurora
Troya puso la proa a mi nave de guerra
la playa de Penélope fue mi gran aventura

sólo queda el espectro de los actos heroicos
con que se urdió mi fama
la memoria del hombre tiene el paso pausado
y la aviesa mirada como el ojo del Cíclope
¿qué ha quedado de todo lo que me consumía?
sólo sombras voraces que me acechan de noche
cuando miro la funda de mi bronce afilado
y recitan sus nombres los compañeros muertos

los días se sumergen en la madre del vino
se vuelven cuerpo ebrio en un danzar de flauta
con el sonido nítido que conmueve mi hoguera

los días son el fardo que doblega a mis hombros
redoblar de timbales
una roca tallada
una áspera soga para anudar mi historia



19


He traído mis restos
como rotos pedazos lentamente a esta playa
como regios jirones
como boca sin dientes
como sombra estirada del vigor de mi mismo

como vieja nodriza
que se quedó en la puerta con los pechos resecos
como mano amputada
como arquero sin arco

como idioma en olvido
como dios sin sagrado
como sangre reseca que pigmenta las ruinas
como grano de trigo sin su piedra moliente

como tumba perdida
como parca sin muerto
como muerto sin nombre


20

Ese dulzor que sume a la memoria
en tímida sonrisa
esa vista perdida hacia el ocaso
donde quedaron los sueños conseguidos
esa penumbra
ese estar en ayer
desde un hoy sin los retos que le impuse a la vida
ese silencio
que vuela en torno a mi ahora que todo
es sólo recordar tiempos perdidos
ese volver para sentir la sangre
que de nuevo se agolpa en la garganta
¿ la melancolía?

¿la indolente y mortal
melancolía?












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21

Eterna Ítaca la de estrelladas noches y húmedas laderas
yo peregrino de ti a ti vuelvo mi rostro y mi memoria

la de fértiles valles y pinares umbríos
yo peregrino por ti cautericé el clavel de mis heridas

la de playas sin fin y lejano horizonte
yo al que llaman Ulises por ti en deseo ardido

yo el guerrero el navegante el príncipe el atleta
soy el que ahora solamente desea el reposo esperado
tumbado aquí en el lecho más tierno de los siglos
para soñar con batallas transcurridas y largos avatares
e incendiar el espacio de la mente
con la curva final de tu silueta

yo el amante el esposo el amigo el esperado
soy el que danza en los rescoldos del deseo
mirando mi epopeya bajo la amplia sonrisa de la Luna


eterna Ítaca
la de llama broncínea
de nada me arrepiento

ahora que enmudece este arco temido
y mis brazos robustos solo acarician sombras
sólo tú permaneces delante de mi rostro envejecido
como un faro de anhelos
como un puerto de ausentes
o un espejo en donde
tan sólo se reflejan lejanías





22

Ah Penélope ¿quizá todo fue un sueño?
y cuando abra los ojos tú
mi dulce despertar mi reina
estés aún recostada junto a mí con el mismo abandono
que el de aquella mañana del principio
y logre retenerme en Ítaca tu joven corazón